En un principio esta pareja quería una boda muy informal en el jardín de sus padres, la familia más directa y algunos amigos en una merienda-cena. Yo (Neus), que conozco a la novia desde la infancia le dije “Leo, muchas novias quieren una boda super informal y sencilla, pero al final acaba siendo una boda con todas sus letras B O D A”.
Y así fue… a medida que pasaban los meses y cuanto peor estaba la situación con el tema del Covid, más ilusión y ganas tenía Leo en poder celebrar su “boda”. Tanto fue así que salió la oportunidad en celebrarla en la finca Morneta (que es de la familia) y no se lo pensó dos veces. Además, como celebró la boda en viernes y en plena pandemia pudo conseguir un mejor precio con el catering Bon Gust. Tanto Charo del catering como Lucía de la finca iban informando a Leo en cuanto a las condiciones y aforo.
Por suerte no tuvo problemas de aforo ya que desde el principio quisieron una boda pequeña y al ser al exterior no había problema. La ceremonia fue civil (al principio Leo no quería ni ceremonia y al final… supo que no podría revivir ese momento) y se celebró en los jardines de la finca. Fue una ceremonia íntima pero muy emotiva y los invitados, como ya se les había informado, cumplieron con el protocolo Covid.
El aperitivo fue en la clastra, un típico patio de possessió malloquina decorado con muy buen gusto donde se colocaron diferentes mesas para los grupos (así no se mezclaban), el cóctel fue pasado en todo momento y se podía mantener perfectamente la distancia de seguridad entre las mesas.
El banquete tuvo lugar alrededor de la piscina, donde se colocaron mesas rectangulares con un máximo de 10 personas. Lo que sí se tuvo que modificar fue el banquete, pues habían pensado en hacer tipo buffet y se pudo hacer pero con las siguientes medidas: tenían que ir al buffet por orden de mesas, mantener una distancia con respecto a las mesas del buffet, era un camarero quien manipulaba la comida y la servía no los invitados como suele ser lo normal en este tipo de banquetes. La barra libre duró hasta las 2 de la mañana (hora máxima que dejaban en ese momento) y se utilizaron los mismo conjuntos de mesas del aperitivo para que los grupos no se mezclasen. No pudo haber candybar (por protección la gente no puede coger comida del mismo plato), pero sí que se prepararon bolsitas de chuches para la fiesta (como cuando éramos pequeños y alguien cumplía años en el cole, jejeje).
Fotos de Miquel Muntaner.